lunes, 6 de febrero de 2012

14ª Etapa: Arzúa-Santiago de Compostela

Bitácora del Domingo 02 de octubre de 2011


Recorrido: Arzúa-Santiago de Compostela
Kilómetros: 40,100
Tiempo dando pedales: 3 horas y 30 minutos


El cansancio o los nervios, los nervios o el cansancio, no sabemos qué poner en primer orden. Teniendo Santiago de Compostela a tiro de piedra el corazón se acelera y no hay forma de pararlo.

A las 07:30, cuando bajamos a desayunar, no ha amanecido todavía y vemos cómo el cielo se llena de pajarillos que salen de los árboles y van hacia un edificio en bandadas, una y otra vez.
Un peregrino, que ha hecho el Camino 7 veces y que hoy lo está haciendo a la inversa, nos dice que eso es porque va a hacer calor. ¡Uhmmmm... pues esperemos que no demasiado, nos esperan unos cuestones de aúpa! 


Hoy simplemente hemos elegido ir por carretera para evitar un posible accidente, ya que yo subo muy mal por camino: no consigo subir los piñones de la bici, que la cadena vaya bien y que yo siga dando pedales a la vez, cosa que no me ocurre por carretera ¡y pensar que yo a ésta le tenía un miedo atroz!.
La carretera tiene un arcén estupendo.

Andar entre estos bosques de eucaliptos debe quitarle a uno todos los males.

un momento peligroso: tienen que cruzar la carretera nacional para continuar.
 Nosotros hemos podido continuar por carretera hasta Cimadevilla, donde se llega a una gran rotonda que engancha con la autovía, así que ahí hemos cruzado la carretera para coger el camino de la izquierda, que bordea el aeropuerto.
He aquí las pruebas de que yo subo mal: el camino es bueno, ancho y cómodo, y aún así yo tengo que empujar, así que sólo se me ocurre decir: "¡!&¿?@#@" (al estilo de Mortadelo y Filemón que vendría a ser un: ¡me cachis!) Bueno sí, exactamente eso no, ajajajajaja

No sé si se llega a apreciar, porque las pistas están muy altas, pero a la izquierda se veía una aleta de un avión. De todos modos, el ruido es inconfundible, a la izquierda queda el aeropuerto.

La vegetación es frondosa.
Ya hemos subido unas cuantas cuestas y aún nos falta alguna, hoy todo el camino es así, sube-baja, sube-baja... creíamos que estábamos subiendo el Monte do Gozo, pero no, es el alto de Santa Irene.
Esta la he cortado y ampliado para que el tío Juan Manuel pueda ver bien a su sobrino (aún así, no se le ve mucho). Os describo: es un pedazo de rampón -del 18% dicen unos chicos, mientras me pasan- y Carlos va empujando  a su gordita. Una vez arriba me cuenta que ya lo dio todo en la cuesta anterior "bueno -le digo- yo ya lo di antes, ajajajajaja" Por supuesto ésta también la subí andando.
El Monte do Gozo llega poco después y nos ha parecido más leve que este alto. Un cartel anuncia que quedan 4.5 kilómetros a la Catedral.
El gozo sólo llega cuando has llegado a lo más alto: desde aquí se divisa Santiago.


Sellando las credenciales
 Después del Monte do Gozo una bajadilla, y al poco nos damos de bruces con unas escaleras, así que tomamos una carretera que baja, a la derecha, pero bastante desorientados, pensando que seguro nos perdemos y hoy tenemos I.V.A.

Pero no, nos lleva a la ciudad. Nos resulta complicadísimo subir hacia el casco antiguo, pero al final lo hemos conseguido. Tenemos dos opciones para entrar en el Obradoiro, montados en bici subiendo una pedazo de cuesta o andando si damos un pequeño rodeo. 
Carlos parece un poco molesto porque he elegido entrar andando, pero lo cierto es que al poco me he alegrado de mi elección (podéis llamarlo intuición femenina o cansancio femenino), porque hoy es el último día de un Mercado medieval, que abarrota todas las calles. De haber subido en bici lo único que habríamos subido, pues eso, la cuesta.


Sabemos que estamos cerca, pues la gaita suena. Y ahí está el arco que debemos pasar, justo antes de entrar a la plaza del Obradoiro y la emoción es enorme, pero contenida. El bullicio de las calles le ha restado encanto al momento. 

Bajamos las escaleras que nos separan de la meta con cuidado, no es nada fácil: sin soltar el freno porque la bici se embala, y ahora un pie y luego otro, despacio, sin prisa.

Y cuando sales a la plaza, ésta se muestra en toda su grandeza con la majestuosa Catedral.
Yo digo que la puedo ver una y mil veces que siempre la veo algo diferente y me provoca sensaciones distintas y hoy, aún más.

En la plaza del Obradoiro.

Y aquí estamos: Carlos y la Catedral

Carmen y la Catedral
  Estamos como flipados... ¡hemos llegado! ¡nosotros!. Nos parece mentira, pero es cierto... ¡LO HEMOS CONSEGUIDO!
Y en ésta los dos,  la Catedral y el Obradoiro.
Al poco llegan Ricardo, Marica y Claudia Zhu, unos familiares que han venido desde Ferrol para compartir con nosotros este hermoso y soleado día.

¿cansados? sí, ¿contentos? más que cansados.

 Una cálida bienvenida



En "María Castaña" decidiendo qué comer. El sitio tiene un nombre muy, pero que muy sugerente.

La peque es una fotógrafa excepcional.

No se podrá quejar el tío esta vez, ¿no?, ajajajajajajaja

Después de comer ellos han tenido que marchar, no sin antes prometer les que cuando volvamos a Galicia les avisaremos y que seguiremos trayendo buen tiempo. Un besazo y un fuerte abrazo para nuestros familiares gallegos, porque aunque no lo seamos siempre nos tratan como tal, son unas bellísimas personas y les apreciamos un montón.


Carlos se ha ido al aeropuerto a por una furgo, para poder andar por aquí los tres días que nos restan hasta el regreso a Madrid, y yo, yo me he quedado en la Alameda, cuidando de las gorditas y contemplando el paisaje.

Tenía que usar la esterilla como fuera! todo el camino molestando y al fin sirvió para algo.



De camino a la furgo, que luego ha resultado ser una C4-Picasso, nos hemos encontrado con la bicigrina japonesa ¡qué sorpresa! ¡qué alegría! Ella llegó ayer. Nos despedimos con un ¡Buen Camino!, esta vez para el día a día cotidiano.


Luego nos hemos dirigido a "Os Vilares" nuestro alojamiento preferido cuando venimos a Santiago, ideal para descansar con los cuidados y atenciones de Maika, su dueña. Hemos dejado allí a las gorditas, que también se han ganado un descanso. 
La emoción no nos impide mirarla de reojo.

En ese mismo momento me habría dado un baño de burbujas, pero...

Hemos vuelto a Santiago, para recoger la Compostela y abrazar al Santo (a última hora de la tarde casi no haces cola).
Nos alegró ver a las Marías de nuevo coquetas, la última vez tenían bastante mal aspecto.

Y se han cambiado de traje.



esta chica es Mariam a Monte Carmelo

Y este chico Carolum Albertum.

Y ahora es momento de hacer balance. Por simple curiosidad hemos sumado las cifras que nos ha dado un total de 800 kilómetros y 900 metros recorridos, 63 horas y 73 minutos dando pedales. 

Lo realmente importante es que cada pueblo, paisaje y cielo disfrutado, cada golpe o rasguño y escocedura sufrida, cada persona conocida, cada sonrisa dibujada y cada lágrima derramada, cada comida probada e incluso cada kilito cogido... ha merecido la pena.


Este balance es el pensamiento del día.


Esta última etapa se la queremos dedicar a la madre de Carlos, Miguela, "por creer en nosotros, de otra manera" -dice Carlos (y yo estoy de acuerdo. Personalmente he de decir que me sorprendió mucho que no fuera ella la que exclamó... ejem... ¡estáis locos! ajajajajajaja).


Al resto de tíos, primos y familiares que no hemos podido nombrar en las etapas anteriores. Un fuerte abrazo para los de Francia que, a pesar de la lejanía, han seguido con atención nuestra aventurilla.


Y la última dedicatoria de hoy, y no por ello menos importante, es para la tía Marina, para que se le cure el pie y pueda cumplir su sueño de hacer el Camino de Santiago (y si no se te cura, ya encontraremos la manera de llevarte, que formas de hacer el Camino hay muchas y ninguna vale menos que otra)

domingo, 5 de febrero de 2012

13ª Etapa: Portomarín-Arzúa

Bitácora del Sábado 01 de octubre de 2011


Recorrido: Portomarín-Arzúa
Kilómetros: 55
Tiempo dando pedales: 4 horas y 44 minutos


Vuelven los nervios, igual que en el previaje, y tengo mariposas en el estómago y hormigas en los pies. Mañana llegaremos a Santiago y nos hemos levantado con un sentimiento extraño entre la pena y la alegría: quieres llegar, pero no quieres que acabe, y esa sensación de que ya puedes tocarlo si estiras los dedos, pero de que aún puede pasar de todo...


ayer este banco, haciendo una piña entre los que estaban sentados y de pie, estaba lleno de personas de la 3ª edad ...

... enfrente esto, pero ayer no había mucha gente por la plaza.. ¿?

Ya habíamos subido la primera cuesta que sale del pueblo por carretera pero, como habíamos leído que la ciclabilidad en todo el tramo es excelente, deseosos de poder ir por el camino, probamos. ¡Craso error!
Lo primero que nos hemos encontrado es una cuesta vertical, que Carlos sube a molinillo y yo empujo la bici ¡no pasa nada! después no parece estar mal y las vistas desde allí son magníficas.



en esta panorámica pude sacar a Portomarín y al puente, a pesar de que tenía el sol cegándome.
El olor a Naturaleza aquí hace daño a los pulmones ¡qué maravilla!
El camino de repente se divide en dos partes: oculta por hojas, una zanja; la otra, concurrido camino de peregrinos, que con buena voluntad se apartan para dejarnos pasar, pero son muchos. En un par de veces hemos perdido el equilibrio y un accidente a estas alturas sería un verdadero fastidio, por lo que hemos decidido bajarnos de la bici e ir caminando.



- ya no se os ve tan felices -nos dice un peregrino al que deseamos buen camino esta mañana, mientras nos embalábamos por la cuesta abajo que iniciaba el camino de hoy para salir del pueblo.
- ¡pues no! ajajajajaja -nos reimos.
Pero 3 kilómetros después hemos conseguido salir a la carretera.
Paramos en Gonzar, ya sabéis... para tomar un poleo, jeje. Observamos que el camino se torna aún más estrecho. Continuamos por asfalto.



La carretera es paralela al camino casi todo el tiempo.


De hecho, algunos caminantes también se salen de las estrecheces del camino. No hay peligro, por la carretera no pasan coches, al menos no recuerdo que pasara ninguno.
La propia carretera nos lleva en ocasiones a atravesar aldeas con casas de piedra. Sus habitantes, dedicados por lo que se ve a la ganadería, parecen ajenos al Camino.
Al margen de estas aldeas rurales, nosotros creemos que muchos pueblos pequeños aún existen por y para el Camino, lo cual nos alegra enormemente. 
Agradecemos la dedicación de estos pueblos al Camino, y el mimo con el que tratan la mayoría de sus gentes a los peregrinos. Lo bien que cuidan los servicios que ofrecen, así como la comida, mostrando lo mejor de estas tierras.


Eran las 12:00 y estábamos a punto de llegar a Palas de Rei, cuando hemos parado para tomar una cerveza. El mesón, A Brea, tiene muy buena pinta (fuera se ve un asador estupendo), por lo que hemos optado por meternos un bocata entre pecho y espalda, que ya de paso nos sirva de comida.





Al poco de pasar Palas de Rei entramos en La Coruña y el paisaje es más urbano, se han acabado las casitas rurales de Lugo. 

Desde que hemos visto el cartel anunciando "Mélide" hasta que hemos llegado a la población se nos ha hecho eterno, pedaleando por una carretera que parece no tener fin y congestionada de coches.
No hemos parado a comer en Ezequiel su famoso pulpo ni su tarta de queso -que también hemos leído en uno de los blogs- porque, a parte de estar hasta la bandera, no teníamos hambre, ajajajajaja.
Si hemos parado, en cambio, a tomar un café en la terraza de una plaza cercana.

Mélide
 Los sube-baja no cesan. Hemos llegado, agotados pero contentos, a Arzúa a las 16:00 y a las 18:00 salimos para dar el paseo de rigor, con su cervecita, por supuesto.
En una plaza de Arzúa.


Capela de la Magdalena del Siglo XIV.

En el paseo encontramos este bar, donde tenían Super Bock, una rica cerveza que, además, nos recordó a  Portugal.
 Hoy hemos batido el récord de la hora de cenar: las 19:45. Y es que el cansancio hace mella.


Queso de Arzúa


el zancarrón guisado con esas patacas tan ricas ¡una delicia!
A dormir prontito que mañana es un día muy, pero que muy importante. Si todo va bien cubriremos los escasos 40 kilómetros que nos separan de Santiago de Compostela.


Pensamientos del día: Nos queda un día, ¡nos queda un día!, ¡una cuesta!, ¡¡nos queda un día!! uff!! otra cueeeesta!!!


Este capítulo se lo dedicamos a mi hermana Lidia y a Pedro, que también siguen atentos nuestro camino; y a mi hermana Ana, porque siempre le ha echado un par de... a la vida, y ha salido para adelante pasara lo que pasara.