jueves, 25 de agosto de 2011

Entrenamiento: En la Vía Verde de la Jara

Cuando Carlos me dijo que le gustaba montar en bici, “me subí al carro” y compramos dos bicicletas de carretera y todo el equipamiento; cuando Carlos dijo que quería hacer el Camino de Santiago y empezó a preparar el itinerario por carretera… no me subí a ese carro. A mí la carretera me da mucho miedo. Pero una idea empezó a rondarme la cabeza; “¿y si compramos dos bicis de montaña y la hacemos por los caminos?” –le propuse un día. Él dijo que sí, y entonces yo me subí a ese carro también.

El octubre pasado las compramos. Una vez decidido que haríamos el Camino de Santiago este año y no el año que viene –como yo quería-, había que entrenar. Fuimos a la Vía verde de La Jara. 104 kilómetros desde Calera y Chozas hasta Santa Quiteria.

Partimos frente al apeadero de Calera y Chozas

fotografía del Octubre pasado: un lugareño trabajando

y el mismo lugareño montado a caballo

¡Me encantan los colores del otoño!, entre verde los amarillos, los ocres, los rojizos... la sensación de que algo va a acabar, pero aún con coletazos de lo que fue...

Por eso para las vacaciones me parece la época ideal: no hace calor, no hay mucha gente, no suele llover -y si llueve, no me importa en absoluto-... y es más barato.

Yo tenía mi récord en 62 kilómetros en otra vía verde, la del Tajuña, con la otra bicicleta, la flaca. Pero aquí tenía serias dudas. Esta nueva bici, la gorda, pesa más y el manejo de los mandos es algo diferente.
No me amilané y allá que fuimos, mas he de reconocer que no disfruté nada del paisaje. No iba más que pendiente de los dichosos automáticos y de no caerme, de la arenilla, y de un camino que parecía llano pero que no dejaba de picar hacia arriba. 60 kilómetros, bueno ¡no estuvo mal!
Hemos seguido entrenando, generalmente al lado de casa unos tres días por semana, 30, 40 ó 60 kilómetros. Llegados al punto de que queda ya menos de un mes para nuestra gran aventura, había que pensar en hacer un entrenamiento de fondo. Qué, ¿intentamos el de La Jara? ¡Venga!
Os cuento un poco acerca de esta Vía Verde:
Está a 157 km., arriba o abajo, de Madrid. Se concibió como unión entre Talavera de la Reina (Toledo) y Villanueva de la Serena (Badajoz), pasando por la monacal villa de Guadalupe (Cáceres), uniendo los valles del Tajo y del Guadiana.
A finales de los años veinte las obras iban a buen ritmo, pero la guerra, la posguerra, el automóvil y la despoblación de los campos jugaron un papel importante para la paralización y posterior olvido de las obras.
Otra red ferroviaria que no llegó a serlo nunca.
Así pues, el sábado metimos en las alforjas unos bocatas, agua, la cámara de fotos y alguna cosilla más –por aquello de llevar peso- y como a eso de las 11:00 empezamos a pedalear.
qué... ¿os venís a dar un paseo?
ésta es de este año: Apeadero de Silos

Hacia el Km. 9 uno se encuentra con la fuente de la Garrapata (escondida tras una higuera) de agua natural. No paramos, porque ya nos habían advertido que nos proveyeramos bien de agua.



Y un poquito más hacia delante ves el segundo apeadero del camino, el de Silos



el camino como se observa no deja de "picar hacia arriba"
 
Practiquemos también para el Camino: ¡haciendo fotos!

en el Km. 10 un Puente: foto de este año

mismo puente, pero el octubre pasado



Km. 13: Embalse de Azután

Muchas cosas han cambiado desde entonces: el Tajo llevaba más caudal
Quizás por eso no viésemos entonces esta casita


y también... nosotros.

el Carlitos




la Carmela

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<>A la altura del Km. 17 aproximadamente está la Estación Aldeanueva de Barbarroya. Y es aquí donde se encuentra el primer -y último- pueblo junto ala vía. Esta vez nos resultó grato encontrar una fuente (en la anterior, no había) ¡Oh, vaya! agua caliente, pero algo es algo...

Estación Aldeanueva de Barbarroya


y en el Km. 24 encontramos el Viaducto del Riscal del Cuervo


¡Impresionantes barrancos!

Esta Vía verde tiene varias características geomorfológicas, de las que yo sólo sé distinguir el granito y la pizarra.
En cuanto a la flora, he visto chopos, encinas y lavanda. Tendré que ir al inicio de la primavera y poner especial atención a unas florecillas blancas con manchas purpúreas en sus pétalos, que dan nombre a la comarca, las jaras.

Estación de Navafuente
 Y ya en el Km. 30 encontramos una fuente -que tampoco recuerdo estuviera la otra vez- donde también corre el agua bastante caliente.

Cuenta con una fauna importante. Yo he visto numerosas aves, conejos, ranas; y he intuido los murciélagos en cada uno de los túneles que hay, y hay muchos (unos 17, creo).
Los túneles están sin iluminación, incluso los que anuncian como iluminados, no lo están.
 Imprescindible la linterna.
Hay uno en concreto que tiene tela. Mide cerca de 800 m. y en octubre estaba que daba pena, y miedo, atravesarlo. Con unos charcos que, de haber intentado cruzarlo, habríamos salido embarrados hasta las rodillas (Está en el km. 30, por eso aquella vez hicimos 60: al llegar al puente, regresamos).


Hay que descansar de vez en cuando
Como os digo, parece llano pero no lo es. Empieza a una altitud de 320 metros y acaba a una de 680. Así que, sumando esto a que hacía un calor de justicia y a que no aplacaba la sed que tenía, la Carmela, a la altura del kilómetro 42 y medio, ya no podía dar una pedalada más. Decidimos parar en unos bancos (a la solanera) y comer.
Iniciamos la vuelta y un bar en el camino, al que ya antes habíamos echado el ojo, nos dio la vida.
el pizarrita
Está a la altura del kilómetro 31 de esta Vía Verde, en Sevilleja de la Jara. Se llama el pizarrita. Lleva sólo un mes abierto y, aunque le faltan detalles, está muy bien. Han restaurado una estación de tren y en unos vagones de tren han hecho un bar-restaurante, también habilitado los compartimentos con literas para dormir.



Allí tomé un café que me supo a gloria, nos abastecimos de agua fría, y continuamos camino.
Unos rayos iluminando el cielo, que se había tornado gris, nos anunciaban que se avecinaba una buena tormenta. Apretamos el paso, porque si algo bueno tienen las pendientes es que al regreso son bajadas. Aún así nos alcanzó una ligera llovizna, que nos refrescó y paró el viento que teníamos en contra.
Con todo esto a las 18:00 alzaba los brazos de nuevo en Calera y Chozas, feliz de haber conseguido un pequeño logro más, un nuevo récord: 85 kilómetros.
Como por cabezonería no será, volveré y completaré esos 104 que me separan de la victoria completa.
Ultimamente por los caminos me pasa: ¿será del polvo y el sol? ...mmm...

No me parece muy buena forma de acabar mi relato, pero en realidad así es como acabaron mis piernas...